Sigue la lucha....
El sol no ha salido, el día esta gris y comienzan a caer las primeras gotas. Es sábado, un día más de lucha.
Los manifestantes se preparan para viajar hacia el puente Internacional Artigas.
Están dispuestos a cortar otro día mas el paso, para que se los escuche. Como hace mas de tres años allí están.
7 de la mañana, un centenar de personas se juntan en el refugio del puente.
Allí no hay clases sociales, ni edades, nada más en común que luchar por el bien de nuestra tierra. Pidiendo por el "no a las papeleras"
Son adultos, adolescentes, ancianos, niños, perros. Todos unidos alrededor de un mate, todos unidos por un único fin.
Dos horas más tarde, 9 de la mañana, se disponen a colocar las barreras.
Gendarmería nacional observa todo desde su puesto.
Comienza a formarse una pequeña fila de autos que desean cruzar hacia el Colon.
Aprovechan para contarles de sus objetivos, informarlos, pedir ayuda en su lucha.
Por supuesto, como ocurre siempre, la violencia se hace presente. Un hombre mayor, en un auto muy moderno quiere pasar.
Le explican, le vuelven a explicar, pero cada vez se pone mas violento.
-La lluvia no cesa- se baja del vehículo y quiere correr las barreras y empuja a uno de los asambleístas.
La lluvia se hace mas intensa y ya el refugio no los cubre. Las chapas, maderas y toldos están en muy mal estado.
Los carteles insignia de su lucha están firmes bajo el agua. "paren las papeleras", "fuera botnia", son algunos de los lemas que se escriben con mucho sentimiento.
Son las 12 del mediodía, la lluvia paro, pero las nubes negras continúan cubriendo el sol.
La cola de autos es mucho mas larga.
Los entredichos, los sentimientos, las luchas, los intereses, muchas cosas están en juego. Muchas y entre ellos nuestro futuro.
Las papeleras rompen la paz de nuestro pueblo, y ya no solo de los entrerrianos.
El país se divide en dos: a un lado un grupo de personas luchando por la tierra, para que no se la contamine. Pocos, ya que el problema será de muchos.
Del otro, un puente que no solo los separa sino que define dos posturas.
El Río Uruguay majestuoso los observa, como también los ciudadanos uruguayos que desean pasar.
"¿Por que no buscan otra forma de protestar que no nos impida trabajar?, dice un camionero que ya lleva en la cola 7 horas.
"¿Quien me paga las horas que pierdo?", dice otro.
No solo depende de nosotros, esta lucha es de todos, es por todos. Responde uno de los asambleístas.
Los gobiernos hacen oídos sordos, cada uno responde a sus intereses.
El sol no ha salido, el día esta gris y comienzan a caer las primeras gotas. Es sábado, un día más de lucha.
Los manifestantes se preparan para viajar hacia el puente Internacional Artigas.
Están dispuestos a cortar otro día mas el paso, para que se los escuche. Como hace mas de tres años allí están.
7 de la mañana, un centenar de personas se juntan en el refugio del puente.
Allí no hay clases sociales, ni edades, nada más en común que luchar por el bien de nuestra tierra. Pidiendo por el "no a las papeleras"
Son adultos, adolescentes, ancianos, niños, perros. Todos unidos alrededor de un mate, todos unidos por un único fin.
Dos horas más tarde, 9 de la mañana, se disponen a colocar las barreras.
Gendarmería nacional observa todo desde su puesto.
Comienza a formarse una pequeña fila de autos que desean cruzar hacia el Colon.
Aprovechan para contarles de sus objetivos, informarlos, pedir ayuda en su lucha.
Por supuesto, como ocurre siempre, la violencia se hace presente. Un hombre mayor, en un auto muy moderno quiere pasar.
Le explican, le vuelven a explicar, pero cada vez se pone mas violento.
-La lluvia no cesa- se baja del vehículo y quiere correr las barreras y empuja a uno de los asambleístas.
La lluvia se hace mas intensa y ya el refugio no los cubre. Las chapas, maderas y toldos están en muy mal estado.
Los carteles insignia de su lucha están firmes bajo el agua. "paren las papeleras", "fuera botnia", son algunos de los lemas que se escriben con mucho sentimiento.
Son las 12 del mediodía, la lluvia paro, pero las nubes negras continúan cubriendo el sol.
La cola de autos es mucho mas larga.
Los entredichos, los sentimientos, las luchas, los intereses, muchas cosas están en juego. Muchas y entre ellos nuestro futuro.
Las papeleras rompen la paz de nuestro pueblo, y ya no solo de los entrerrianos.
El país se divide en dos: a un lado un grupo de personas luchando por la tierra, para que no se la contamine. Pocos, ya que el problema será de muchos.
Del otro, un puente que no solo los separa sino que define dos posturas.
El Río Uruguay majestuoso los observa, como también los ciudadanos uruguayos que desean pasar.
"¿Por que no buscan otra forma de protestar que no nos impida trabajar?, dice un camionero que ya lleva en la cola 7 horas.
"¿Quien me paga las horas que pierdo?", dice otro.
No solo depende de nosotros, esta lucha es de todos, es por todos. Responde uno de los asambleístas.
Los gobiernos hacen oídos sordos, cada uno responde a sus intereses.
Marilina.
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